Ah!!! ¡¿Que misterio más oscuro se oculta tras ese gesto?!
¿Cuál será el Arcano invocado que tanto poder genera?
Que hace a los hombres en trance hace entrar y como lobos en celo a la noche los hace aullar…
¡¿Que será de mi?! Victima ya de ese culto diabólico.
Como poseído camino entre la gente, y su imagen veo en todas partes.
La caída me ha sorprendido y postrado me encuentro a sus pies, a sus encantos…
Ya se hermano, ya lo se… es solo una sonrisa, pero por la favor, no me obligues a profanizar la belleza… Que sin ella, ya casi nada nos queda de sagrado.
Dante.
Nos dice Víctor Hugo, en el prólogo de su obra, que sobre la palabra fatalidad versa su novela “Nuestra Señora de Paris”.
Ahora bien, la palabra “Fatalidad” puede tener diversos significados. Uno de ellos es entender a la fatalidad como la desgracia, la desdicha, la infelicidad. Otro en cambio, entenderla como el hado, como el destino.
Nuestra señora de Paris, nos habla de la fatalidad en sus dos concepciones. La primera concepción puede observarse haciendo un análisis superficial de la obra, pues la desdicha y desgracia marcan la vida y muerte de los tres personajes principales.
La otra concepción del termino fatalidad, puede observarse en el desenlace de la obra, pues no se escapará a quienes han leído la novela que hay un factor común en la muerte de los tres personajes centrales: La desmedida adoración de la belleza que despierta una pasión que supera los límites de la razonabilidad, volviéndonos ciegos, y llevándolos a la muerte.
Es por ello que puede entenderse que la novela de Víctor Hugo, también nos habla del término fatalidad como destino, como aquello que está escrito, como aquellas cartas que nos fueron dadas para que nosotros juguemos y que no pueden modificarse ni comprenderse racionalmente.
En este caso, la carta que pretende revelarnos el autor, representa el poder de la belleza; poder que puede despertar los sentimientos más nobles y heroicos, pero también puede motivar los comportamientos más mezquinos y salvajes, llevando al hombre (genero) a la locura (1).
Si bien es cierto que esta concepción de la perdida de la razón por la belleza no es novedosa (2), este romántico francés tiene la virtud de traernos ese conocimiento del pasado y expresarlo de una forma clara y evidente en su descripción del paulatino alienamiento de los personajes, y el crecimiento de sus pasiones en la adversidad y el rechazo, que evidencia un profundo conocimiento de la psiquis humana (3).
Por ello, la obra de Víctor Hugo, no solo versa sobre la fatalidad en sus dos concepciones, sino también de los factores que en ella operan, en este caso la belleza y su poder(4) y del aumento de dicho poder en la adversidad, despertando una pasión que enceguece y que “cuanto más ciega es … tanto más tenas se hace” pues “nunca es más sólida que cuando es irrazonable”, poniendo de manifiesto uno de los misterios que, a pesar de ser constantemente estudiado en el transcurso de la historia de la humanidad, aún no ha podido ser rebelado (5).
Oscar Eduardo Benitez
Notas
1.- Sobre este punto se puede hacer un paralelo con las apreciaciones de Humberto Eco expresa en la obra “Historia de la Belleza” - pg. 58 , Barcelona 2010- sobre los conceptos de la “belleza apolínea” y “belleza dionisíaca” que Friedrich Nietzche, elabora en su obra “El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música (título original en alemán: Die Geburt der Tragödie aus dem Geiste der Musik), más conocida como “El origen de la Tragedia”.
2.-Recuérdese a Demócrito de Abdera, quien se quedó ciego voluntariamente para meditar mejor, según unos, o para que el corazón no se le fuese en pos de lo que veían sus ojos, según otros.
3.- José Ingenieros en su conferencia sobre “Psicopátolgia en el arte” sostiene que los grandes escritores de la historia de la literatura, evidencian en la creación de sus personajes, un profundo conocimiento de psicología.
4.- No solo de la belleza estética, sino de la belleza de un acto, de un gesto. Adviértase que el amor de Quasimodo por Esmeralda se despierta cuando la gitana, en un acto compasivo, calma su sed.
5.- Más tarde Víctor Hugo expresaría a través de su poesía: “La belleza y la muerte son dos cosas profundas, con tal parte de sombra y de azul que diríanse… dos hermanas terribles a la par que fecundas, con el mismo secreto, con idéntico enigma…” Ave, Dea, 1888.
No hay comentarios:
Publicar un comentario